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miércoles, 28 de noviembre de 2018
Movilidad, estabilidad, precariedad
Uno de los mantras que repetimos todas y todos (administración, sindicatos, profesorado, familias...) es aquello de "necesitamos plantillas estables".
Parece razonable pensar que una plantilla estable tiene ciertas ventajas: permite planificar a medio y largo plazo, genera redes de apoyo en los centros, crea relaciones más estables entre profesorado, alumnado y familias... Podemos pues aceptar que el mantra aludido es una buena hipótesis de partida para tratar de mejorar el sistema educativo público de País Valencià.
Falta un detalle importante: habremos de trabajar para mejorar la estabilidad de las plantillas si estas ahora mismo no lo son. ¿Lo son? Comprobémoslo.
Tenemos una plantilla de 55.270 personas según el censo provisional de las elecciones sindicales 2018, a las que hay que sumar las que se encuentren en este momento haciendo sustituciones. Podemos estimar cuántas han cambiado de centro sumando traslados, comisiones de servicio y adjudicaciones de inicio de curso. De las comisiones y adjudicaciones habrá que descontar a quienes repiten en el mismo centro.
Este último curso ha habido 14.281 vacantes ofrecidas en los actos de adjudicación de julio, cerca de 3.200 traslados y 3.146 comisiones de servicio. Cerca de 20.000 personas (una vez descontados quienes repiten vacante) han cambiado de centro este curso: grosso modo, el 35 % de la plantilla.
Efectivamente, la movilidad es muy grande. Y no uniforme. La movilidad es mayor en aquellos centros poco demandados, obviamente, lo que lleva a tener centros en los que puede rotar cerca del 80 % de la plantilla cada año. Es imposible tener un proyecto educativo a medio plazo en esas condiciones.
¿Cómo podemos solucionarlo? Desde CCOO pensamos que la estabilidad de las plantillas requiere oposiciones masivas y concursos de traslados grandes.
Una plantilla con un 29 % de trabajo precario interino, como es la nuestra, implica la posibilidad inmediata de que el 29 % del profesorado cambie de centro cada año. La estabilidad requiere necesariamente la reducción de la interinidad, lo que se consigue con la convocatoria de oposiciones masivas.
Ese primer paso ya está conseguido en parte mediante los Acuerdos de Mejora de Empleo conseguidos por CCOO, que van a permitir la transformación de 13.000 empleos precarios en empleos estables en País Valencià.
Pero no es suficiente. Que la mayor parte de la plantilla sea de carrera no asegura la estabilidad. El 70 % de la plantilla es de carrera y en ella se da una (alta) movilidad del 16 %, la mitad de la cual se debe a las comisiones de servicio. No parece razonable que se tengan que dar tantas comisiones de servicio como traslados. Al menos no haría falta si la mayor parte de esas 3.200 personas que tienen comisión de servicio pudieran estar en una plaza que les solucionara su necesidad de forma definitiva.
¿Puede aumentarse el número de plazas que se dan en concurso? En principio una plaza que se da en concurso es una en la que la persona que llega podría jubilarse. Es decir, no ha de depender de vaivenes debidos a la matrícula u otros condicionantes que pueden variar de un año a otro. Han de ser plazas "estructurales" del sistema. Muchas de las plazas dadas en comisión y no en traslados no lo son, o se dice que no lo son. Tenemos el ejemplo de plazas en SPES, un sistema que está "en estudio a falta de decidir el modelo definitivo". Estudio que lleva ya 20 años en marcha; el modelo definitivo va a ser para flipar, si se ha estudiado tanto. Pero mientras llega el modelo definitivo llevamos dos décadas sin plazas definitivas; en esas dos décadas más de uno y más de una se habría jubilado en una plaza sin necesidad de que se dote año tras año vía comisión. Algo parecido pasa con vacantes de educación especial, adultos y otras.
¿Cuántas plazas podrían salir a concurso y no salen? La Plataforma per la Catalogació de Vacants ha hecho un interesante estudio en el que intentan detectar, haciendo minería de datos artesanal, cuáles serían. Y el resultado no es desdeñable: unos cientos de vacantes, sin tener en cuenta todas las vacantes que año tras año se ofrecen en las adjudicaciones de julio pero no se consideran estructurales. Y estas últimas no son tampoco un número despreciable: algo más de 4.000 del cuerpo de Mestres, más de 5.500 de Secundaria, unas 1.300 de PTFP, unas 280 de EOI, más de 130 de Catedráticos de Música y Artes Escénicas, más de 240 de Profesores de Música y Artes Escénicas y más de 220 de Profesores de Artes Plásticas y Diseño.
La inestabilidad también tiene altas diferencias dependiendo del cuerpo, asociadas sobre todo al porcentaje de funcionariado de carrera respecto del total de vacantes. Sin considerar al profesorado interino ocupando sustituciones, centrándonos solo en las vacantes a tiempo completo, en Secundaria el 74 % del profesorado es de carrera, mientras que en otros cuerpos la situación es incluso peor (desde el punto de vista de la estabilidad). 60 % en PTFP, 61 % en EOI, 49 % en el cuerpo de Catedráticos de Música y Artes Escénicas, 69 % en el de Profesores de Música y Artes Escénicas y un escaso 39 % en el cuerpo de Profesores de Artes Plásticas y Diseño
Esos porcentajes mejorarán con la convocatoria de oposiciones de 2019 y 2020, pero quedará sin resolver la movilidad asociada a las comisiones de servicio si no se convocan concursos de traslados con la mayor cantidad posible de vacantes a disposición de un profesorado que ahora mismo ve restringido su derecho a la movilidad.
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